miércoles, 28 de enero de 2015

El Maridaje perfecto entre Coaching y Outplacement




El Coachplacement® surge para incrementar la capacidad de acción efectiva en el proceso de transición laboral, maridando el coaching con el outplacement.

Desde las sesiones de consultoría en Coachplacement®, los participantes en el programa adquieren e integran las herramientas necesarias para adaptar con éxito su perfil profesional a lo que demanda el mercado en estos momentos, están enfocadas a determinar los objetivos prioritarios de nuestros clientes en su proceso de recolocación, para la presentación de su marca personal en el mercado laboral.

Desde el coaching, acompañamos a nuestros candidatos en un proceso de ruptura a aquellas creencias que le puedan limitar en su proceso de búsqueda profesional, orientándoles a la acción y al resultado de un cambio fructífero. Gracias al proceso de acompañamiento desde el coaching, el cliente contemplará nuevas opciones para lograr objetivos alcanzables conforme sus deseos y prioridades.

Nuestra metodología se basa en la adaptación a cada persona de una forma muy individualizada; ninguna persona es igual, ni acude a nosotros en las mismas condiciones de autoestima o tienen las mismas necesidades y capacidades.

No solo dispone de las herramientas y formación actualizada y novedosa en el terreno del outplacement, también se lleva un nuevo respaldo emocional y de acción completamente orientado al cambio, a generar nuevas oportunidades profesionales ya sea como emprendedor o para incorporarse en una nueva compañía y/o a un nuevo rol.
Desde Atesora apostamos por el coaching para acompañar en los procesos de outplacement, por eso creamos - hace ya diez años- el Coachplacement ®, gracias al cual los participantes se llevan mucho más que el aprendizaje y desarrollo de lo habitual y ya conocido en un proceso de recolocación tradicional, les dotamos de las nuevas herramientas que integran en su proceso de coaching y formación, siendo capaces de mucho más que encontrar el puesto de trabajo ideal.

A partir del programa de Coachplacement® 90 60 90 podrán hacer uso de nuevas capacidades de acción en su nuevo entorno profesional, aportando un gran valor añadido en su nuevo desempeño.

miércoles, 21 de enero de 2015

18 minutos que cambiarán tu vida




Lo que eres hoy es el resultado de todas tus experiencias.

Algunos tienen dificultad para distinguir entre vivencia y experiencia.
Vivencia es  lo que te ha sucedido… lo que has vivido. Experiencia es lo que has aprendido de esa vivencia.
Algunas personas tienen muchas vivencias y, paradójicamente, pocas experiencias. Solo ganas experiencia de una vivencia cuando identificas, analizas, concluyes y, sobre todo, modificas algo en tu forma de  “ser”.

A veces la experiencia te sirve para generar un cambio profundo, como una modificación de tu mentalidad o creencias. Otras para cambios livianos, como una modificación de conducta.
A pesar de lo que algunos creen, estás cambiando a cada momento. A veces más deprisa y otras más despacio. Lo único cierto es que siempre estás cambiando.


El “mundo” cambia cada vez más deprisa

Es una frase que todos decimos algunas veces. Pero ¿qué es el mundo sino la conjunción de todas las experiencias de todos nosotros?

Para poder “adaptarte” a este mundo cambiante necesitas estar cambiando continuamente y al ritmo adecuado para no quedarte atrás.Los valores prevalentes cambian lenta pero continuamente y, por tanto, las conductas.

La mayor parte del tiempo no somos conscientes de ese cambio, de la misma forma que no nos damos cuenta de que cada día somos más viejos. Como todos los días te miras en el espejo para peinarte o lavarte los dientes no te das cuenta de que también cambias por fuera.
Solo cuando miras tus fotos de hace diez, veinte o treinta años, te dices ¡qué cambiado estoy!

Este fin de semana dediqué una parte de mi atención a revisitar mis álbumes de fotos. Hacía unos cuantos años que no lo hacía. Al final me quedé reflexionando sobre los cambios físicos e internos que debió experimentar el tipo que aparecía en la mayoría de ellas. Me esforcé en dibujar el sendero por el que había transcurrido su vida, hasta hoy, y me pregunté por los escenarios en los que aparecía y sus compañías…

Cuando terminé ese ejercicio, me atreví a hacer otro…


Ejercicio del álbum de fotos

Te invito a realizar el siguiente ejercicio, que tiene dos partes.
En la primera escoge y encuentra un momento de tranquilidad para ver tus fotos del pasado. Puedes hacer este ejercicio solo o acompañado con tus familiares o amigos. Revive los momentos que capturaron esas imágenes. Esfuérzate para colocarte en esos momentos de tu vida, tal como “eras” entonces y pregúntate ¿cuáles eran, en cada uno de esos momentos, mis valores, intereses, hábitos…?


Reflexiona sobre cómo han ido evolucionando. Algunos se habrán mantenido, otros se habrán modificado ligeramente y otros profundamente. Evalúalos, es decir, enjuicia el valor (positivo y negativo) que te han aportado para llegar a ser la persona que “eres” ahora.

Pregúntate si esta persona es la que querías ser – como padre, amiga, profesional, compañera, hijo, vecina, hermano, jefa… - y, también, si esta persona es la que tú habías planeado o el resultado del “azar de la vida”.

Ésta es la parte más sencilla. Solo necesitas ser honesto contigo mismo. No merece la pena mentir, porque te mentirías a ti mismo.

En la segunda parte del ejercicio vas a “construir el álbum de fotos que querrías ver dentro de medio, cinco, diez o treinta años”. Sí, esta segunda parte ya no es tan fácil.

Se trata, como imaginas, de que “diseñes” la persona que quieres “ser” para que, cuando haya transcurrido ese período de tu vida, puedas sentir satisfacción contemplando “tu obra”.

Lo pasado, pasado está. Pero el futuro te pertenece. Tú posees la capacidad y el poder para  llegar a ser cualquier cosa que te propongas.

Puedes elegir entre ser el “autor” de tu vida o el “actor” de una vida que otros escribirán para ti.


Compromiso

Mi recomendación es que elijas ser el guionista, director, productor y actor protagonista de tu propia vida. Para ello solo necesitas una cosa: compromiso.

La mayoría de las personas no viven la vida que realmente quieren porque les falta “comprometerse con su vida”. El compromiso requiere aceptar responsabilidad - un bien escaso en un mundo repleto de victimismo.

Compromiso significa promesa. Elige lo que quieres para ti y prométete que harás lo que sea necesario para conseguirlo. Es así de simple y difícil. La clave es que no te traiciones. Que no te “vendas” a la enorme cantidad de ofertas que recibirás en tu camino. Pide ayuda cuando tengas dudas o el obstáculo sea grande.


Tienes el derecho y el poder de vivir la vida que quieres

Aprende continuamente de tus vivencias para convertirlas en experiencias. No dejes pasar un día sin extraer alguna experiencia de tus vivencias. Sacrifica un poco de televisión o facebook para reflexionar 18 minutos cada día y, así, extraer un aprendizaje y lo que es aún más importante: “hacer algo” con ese aprendizaje, es decir, “cambiar” mañana algo de lo que piensas y haces.

“Te deseo que la persona que aparece en la foto que te saques en 2021 se parezca mucho a la que quieres ahora” – Jaime Bacás, Socio de Atesora

Artículo publicado el 03/05/11 en www.senderosdeproductividad.com


miércoles, 14 de enero de 2015

El feedback siempre es un regalo



Después de décadas de transformación de los modelos organizativos, de ingentes esfuerzos para modernizar las estructuras de las empresas y adaptarlas a la globalización y a las nuevas exigencias de mercado, no deja de sorprender la dificultad que en muchas de ellas existe a la hora de entender la finalidad del feedback como herramienta de desarrollo y
refuerzo de la autoestima del colaborador. De hecho, es muy frecuente que desde las áreas relacionadas con la gestión del talento las organizaciones pidan ayuda para cambiar ciertas inercias que tienen que ver con el daño que algunos mandos causan en sus equipos por no saber decir las cosas de manera asertiva, en el momento preciso y con las formas adecuadas. Y no solo daño entendido desde el punto de vista destructivo, provocado por el “sincericidio” –la franqueza brutal, sin filtro, a la hora de dar una opinión-; también es habitual el daño provocado por el “buenismo”, es decir, por hacer valoraciones injustas por excesivamente positivas, ya que algunas personas sienten miedo de causar daño a los demás si les critican, así que prefieren obviar el desagradable momento de la confrontación.






Te propongo un juego. Pregúntale a cualquier compañero o amigo que tenga responsabilidad sobre un equipo cuántos tipos de feedback hay, y ya verás cómo probablemente te diga que conoce dos: el “negativo” –entendido como el que pone el acento en las “malas noticias”-, y el “positivo” –mucho más infrecuente, consistente en felicitar o “regalar los oídos”-. Haz la prueba.

Pues nada más falso.
Sería mucho más correcto decir que solo hay un feedback, EL POSITIVO, que se divide a su vez en tres formas de proporcionarlo, a saber: ayudándole a rectificar lo que alguien no hace bien, reforzando lo que sí y proponiendo innovaciones o cambios significativos que generen resultados aún mejores cuando ya domine algo.
Pero quiero centrarme en la positividad de cualquier feedback. Sí, vivo en este mundo y soy consciente de que hay personas muy duras en su comunicación y en ocasiones profundamente injustas a la hora de proporcionar feedback, pero trataré de explicarme.
Imagínate que hoy vas a invitar a unos buenos amigos a cenar, y eliges ese restaurante tan especial para ti, ése al que no vas todas las semanas pero sí visitas cuando quieres quedar bien. ¿Ya lo has pensado?





Pues ahora quiero que te imagines que, cuando ya te has sentado junto con tus invitados, te das cuenta de que algo no va tan bien como siempre. Puede ser la calidad  de la comida, que precisamente hoy no está tan rica, o quizás el servicio
te ha disgustado por alguna incorrección o malas formas. ¿Qué es lo que harías?<>
Probablemente, lo primero sería disculparte con tus amigos –“Vaya, lo siento” “Con lo bien que  está siempre…” “Hoy se han ido a estrellar…” o algo así-.


Pero… ¿qué harías con respecto al restaurante?
Bueno, seamos justos. Un mal día lo tiene cualquiera. Así que decides darle una segunda oportunidad. Oportunidad que de presenta al cabo de un par de semanas, pero solo para comprobar que otra vez la han vuelto a fastidiar. Decididamente, éste ya no es el restaurante que tanto te gustaba.

Y ahora, ¿qué harías?
La estadística dice que una inmensa mayoría de las personas no volvería. “Con la de restaurantes que hay en la ciudad, ¿para qué voy a volver? Ya espabilarán…”

Y la razón es sencilla: no volver tiene un coste emocional mucho menor que reclamar, o que simplemente llamar la atención. En otras palabras, con tanta oferta no suele compensar montarla.

Pero ¿qué harías si el restaurante fuera de tu hermana, o de un ser querido? ¿También te irías sin volver jamás? ¿O es más probable que entonces sí le manifestaras tu desagrado y el motivo concreto del mismo?

Claro que sí. Y una vez más la explicación es simple: cuando quiero el bien de alguien, cuando estoy comprometido con su mejora y con su desarrollo, profesional o humano, entonces sí me compensa el coste emocional de transmitir una noticia que, sin duda, no apetece escuchar, pero que es buena para corregir lo que no está bien. Solo así se consigue volver a la senda de la excelencia.

El feedback es la forma en la que alguien, que por su distancia, experiencia o situación privilegiada tiene una visión mejor que la mía sobre algún comportamiento o acción que he realizado, me transmite su opinión al respecto. SIEMPRE contribuye a mi desarrollo. SIEMPRE es un regalo, aunque a veces el papel en el que va envuelto no me guste. Si nadie me da feedback, es posiblemente porque mi desarrollo no les importe, y en ese caso debería revisar qué estoy haciendo yo para generar esa situación.

El feedback SIEMPRE ES POSITIVO. Quiero animarte a que lo solicites y a que lo proporciones, igual que te gusta obsequiar y recibir regalos.

Adelante, y… ¡FELICES REGALOS!